Es un poema muy querido mío, tanto que terminó por darle el nombre al libro. Fue un poema importante en su momento; y lo sigue siendo, pero cuando se concibió fue en una época de regodeo con los endecasílabos, el significado de cuya magia sonora acababa yo de vislumbrar o entender o cómo se dice de eso que siempre has tenido delante de ti, pero sólo un día, de pronto, viste cabalmente y te dijiste:
"¡Claro, es así! ¡Cómo es que no lo había yo captado antes!"
O sea cuando descubrí el hilo negro. Pero, ¡qué feliz era yo jugando con sus once sílabas, como gatito enredándose con una madeja de estambre! (de estambre negro, se entiende; negro del color del hilo.)
La idea surgió como un canto o una oda a las manos: las manos como metáfora de la acción, como el vehículo con el que puedes volar hasta alcanzar efectivamente el sueño que anhelas, el sueño que anheles, edificar.
Asimismo las manos como el puente entre lo animal y lo divino: encarnación del justo medio que se supone que somos como especie.
Y las manos como la herramienta que constituye al homo faber, al ser humano que hace, que transforma. El ser humano que la poiesis anhela.
[P.S. Por eso: por las alas, por las manos, por el vuelo de los bailarines en "la danza de la vida", creo que la portada fue un acierto del diseño editorial (todo el crédito para el ojo sagaz de Magui Pizarro, quien supo hallar el vaso comunicante en pinturas de mi hermano).]
Alas
manos moneda: hoy en el mañana
dos manos que tocaron ya la mierda
que también alcanzaron las estrellas
dos manos que subieron a la altura
de los ojos: dos manos invisibles
invencibles veloces abanicos
manos que son vampiros por la noche
estas manos abiertas a los clavos
ofertas a las puertas y al candado
estas manos que no son manos muertas
que no son manos negras letras canto
que no son manos alas para sueños
ni tampoco cobijo contra el río
manos que no son manos mutación
las manos turbación más turbación
manos para las minas entrepiernas
manos que vuelan: ramos de miradas:
trozos de barro: dedos de los árboles:
son dos manos mirada material
estas manos de puntas pararrayos
estas manos que son conversaciones
las manos como teclas del pianista
las manos que son dados
en los dedos de Dios.
+ + +
Kathrin Schmidt
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*Foto: dpa*
*[…Retomo después de unos *nemontime* o días-muertos-de-fin-de-año que se
prolongaron de más y otras historias que no vienen a cuento: diga...
Hace 9 años
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